CERÁMICA SAEDILE

Es casi un recién llegado al mundo de la cerámica, pero a base de talento, trabajo y entusiasmo, Néstor Pablo Roldán (Zaragoza, 1983) ya es una figura emergente en un oficio muy necesitado de savia nueva, especialmente en Aragón, donde están desapareciendo muchos alfares tradicionales. Todo pasó muy rápido: Roldán era miembro del batallón de la Unidad Militar de Emergencias con base en Zaragoza cuando en 2016 decidió presentarse a la prueba de acceso a Bellas Artes. La cerámica se cruzó en su camino por casualidad, porque lo suyo siempre ha sido el dibujo. Pero modelar, asegura, no deja de ser como dibujar en tres dimensiones. Después de foguearse como alfarero en dos plazas con solera como Muel y Calatayud, en 2019 surgió la oportunidad de montar taller en las instalaciones del museo del aceite de Sediles, el pueblo de su familia paterna, a cambio de gestionarlo. Allí, cuenta con una gran nave donde dar rienda suelta a su creatividad en dos vertientes: la reproducción fiel de motivos tradicionales y la realización de piezas contemporáneas. Enamorado de la alfarería popular, disfruta de la investigación casi arqueológica del legado andalusí y mudéjar. Gracias a la minuciosidad de su trabajo, en 2020 le encargaron 300 piezas para una serie de Netflix. Roldán asume la responsabilidad de mantener viva una tradición muy antigua en peligro de extinción, pero no renuncia a ensayar técnicas e influencias contemporáneas en busca de su propia identidad creativa.

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