EXPORMIM

Hasta la irrupción del ratán en Europa, La Exportadora de Mimbre vivía de hacer pequeños objetos de uso doméstico con las ramas del arbusto que le daba el nombre, primo del sauce y cultivado en Cuenca. La flexible caña proveniente de los mares del Sur les llevó a otra dimensión, al poder fabricar todo tipo de muebles, muy demandados en este material para segundas residencias junto al mar. Pero las modas pasan y hubo que virar hacia los materiales sintéticos. Hasta que Manuel Lecuona, catedrático de Gestión del Diseño de la Universidad Politécnica de Valencia, propuso volver a emplearlo, pero adaptado a formas contemporáneas. Así empezó una línea de colaboración con diseñadores de la talla de Oscar Tusquets, Benadetta Tagliabue o Jaime Hayón que le ha dado un nueva y exitosa vida al ratán de gran repercusión internacional.

Para poder manipular sin esfuerzo el ratán, se calienta en un horno húmedo a 120 grados. A mano o con martillo se encajan las varas en los moldes y se seca el conjunto para estabilizar la curvatura deseada. Una a otra, las diferentes secciones se juntan con finos tacos, también de ratán, cuyos salientes se lijan para que resulten imperceptibles. Las rejillas, hechas con la piel de la caña, llegan en rollos, que se cortan y se sujetan a las sillas con grapas. Por último, se tinta la superficie en diferentes acabados, con colorantes o en tono natural. Artesanía contemporánea al cien por cien.

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