HERMANOS PORTILLA

La familia de Abel empezó a fabricar campanas en Cantabria hace ya más de 500 años, y siguen haciendo su labor con la misma técnica, la cera perdida, que usaban los artistas en el Renacimiento. Esta técnica de fundición a pie de torre, con molde a cera perdida, con horno a “reverbero” alimentado por leña, permite afinar tanto (es el verbo indicado en este caso), que Abel ha logrado hacer una campana de 5’500 kg. que da exactamente la nota musical “do” para el campanario de una abadía holandesa que tiene un carrillón de 70 campanas. La campana de Abel es la más grande. Abel Portilla, por tanto, no es un artesano como los demás, es un Gran Maestro con todas las letras.

Las campanas de iglesia son tal vez el instrumento musical que con mayor frecuencia escuchamos en Europa, su sonido forma parte de nuestra historia, de nuestra cultura y casi de nuestro inconsciente; y la fineza de ese sonido, la limpieza de un sonido de calidad será inimitable si se pierde este saber.

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