VICENTE CARRILLO

No hay guitarras con mayor pedigrí que las que construye Vicente Carrillo. Este lutier es la octava generación de la saga que lleva su apellido, que a su vez sucede a la de los Alarcón, que se remonta al siglo XVIII. En España y, por tanto, en el mundo –aquí toma forma este instrumento de tanta repercusión en la música universal–, ningún otro taller atesora tanta longevidad, reconocido en 2010 con el Premio Nacional de Artesanía.

Entre sus clientes tiene a algunos de los mejores intérpretes de guitarra española, tanto en el ámbito del flamenco (Juan Manuel Cañizares, Paco de Lucía, Pepe Habichuela, Niño Josele, Josemi Carmona) como en el de la música clásica (Yamandu Costa, Zoran Dukić, Scott Tennant, Dúo Monter Kirtcher, Jose María Gallardo del Rey…). También figuran entre ellos Keith Richards, Ronnie Wood, Pablo Alborán…. Su experto conocimiento del rendimiento acústico de la madera le convierte en referencia internacional. En su taller en la Manchuela conquense, las maderas tienen un tiempo de secado nunca mínimo a 12 años, incluso tiene stock de madera de más de 50 años antes de bajar a la sala de montaje. Encontramos, entre otros, cedro de Canadá, ébano de Camerún, palo santo de Madagascar, Palo santo de la India y ciprés español, entre otras muchas maderas. Todos con un porqué específico.

El remate final es el barnizado de la madera capa a capa, con el grosor más fino que se pueda imaginar, el justo para que se tapen los poros. Todo está a la vista en el taller menos el abanico o varetaje bajo la tapa, que remata el sonido mediante una combinación secreta de barras armónicas.

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